La ley del mínimo esfuerzo: ¿Beneficiosa o perjudicial?

Roberto era un practicante que tuve hace unos años. Recuerdo sus quejas porque no le reconocía sus logros como él quería o esperaba. En una conversación que sostuvimos fuera de la oficina se sinceró, y con la energía propia de su edad me dijo: ¡Alfredo, estoy desmotivado, siento que no reconoces mi trabajo y cada vez me exiges más, inclusive más que al resto del equipo!. Le respondí de inmediato y riéndome para provocarlo: ¡Renuncia Roberto!, estoy seguro que en la calle encuentro 30 jóvenes queriendo tu puesto de inmediato. ¿Estás molesto porque no te felicito o pongo una estrellita en tu computadora todos los días?. No lo hago porque creo que no estás dando lo mejor de tu talento, solamente estas trabajando, y no estas siendo consciente del enorme potencial que tienes y lo estas desperdiciando, estas formando el hábito de dar el “mínimo esfuerzo” en los inicios de tu carrera profesional. El día que deje de exigirte más, deberías preocuparte. Ese día pensaré que llegaste a tu límite o me di por vencido contigo. Roberto, con voz entrecortada, sus ojos rojos y después de un largo silencio respondió: “No lo había visto de esa forma Alfredo, abriéndose una conversa muy interesante y de aprendizaje para los dos”

Muy a menudo asesoro a jóvenes, emprendedores y ejecutivos para ayudarlos en temas específicos, desde cómo afrontar una entrevista de trabajo hasta  la construcción de su plan de vida y carrera o desarrollar la identidad de su negocio para trasmitirla a su equipo y para el cliente. En todos los casos, encuentro algo transversal en sus solicitudes: “Quiero ver los resultados lo antes posible”. La famosa cultura de la inmediatez y el mínimo esfuerzo para conseguir las metas se hace presente, cultura que es reforzada por una sociedad basada en la búsqueda de resultados inmediatos – “Hace 10 años teníamos que esperar cada lunes para ver el capítulo de la serie preferida, hoy Neftlix te permite ver toda la temporada en un solo día”, “Hace 10 años tenías que esperar que un libro se desocupe para poder tener más bibliografía para tu trabajo, hoy google te consigue toda la información con un clic”, “Hace 15 años tenías que pasar por entrevistas con el papá de tu enamorada en la sala mientras ella se arreglaba para ir al cine, hoy coordinas por WhatsApp y los padres ni enterados, es más se enteran por WhatsApp”.  Es cierto, la tecnología y globalización nos permite tener acceso a información y conseguir lo que deseamos de forma más rápida, pero hay dos cosas que no han cambiado en el mundo y que exige tener : Sinceramiento, Establecimiento de metas concordantes con tus valores y mucha Disciplina con Humildad. Estas dos cosas que no han cambiado son: La construcción de la carrera profesional (o la construcción de un negocio propio) y la construcción de relaciones personales, estas exigen compromiso, paciencia, y disciplina.

Simon Sinek, el famoso escritor y motivador ingles habla sobre estos temas en sus artículos y se los atribuye a los jóvenes, pero creo que “La ley del minino esfuerzo y cultura de la inmediatez”, no es solo atribuible a los Millennials o personas nacidas después de 1980, sino es un tema de actitud, de hábitos interiorizados de forma negativa por entornos culturales que no provocaron o provocan usar todo tu potencial para dar esa “milla adicional” para el cumplimiento de los objetivos. Cuándo  no obtenemos las cosas de forma inmediata tendemos a patear el tablero o querer renunciar como el caso de Roberto. O en el peor de los casos, acostumbrarse a la ley del minino esfuerzo como patrón que define nuestra actitud en el cumplimiento de nuestras metas. Y si las cosas no fluyen, tendemos a culpar al exterior, no haciéndonos responsables de nuestros actos, emitiendo comentarios: “Es culpa del jefe, mi pareja no me comprende, mi equipo no me escucha, el sistema esta jodido, el gobierno no hace nada por mí”.  Y si fuera cierto, que es culpa del exterior. ¿Qué puedo hacer o qué estoy haciendo para cambiar el entorno?, ¿Por qué considero que es culpa del exterior?, ¿Estoy dando esa milla adicional para generar ese cambio?, ¿Tiene fecha de vencimiento mis quejas?, ¿Es justo para mi potencial, vivir y alimentarse de mis quejas diariamente?, ¿Estoy siendo sincero conmigo al dar el mínimo esfuerzo?, ¿Es justo para los demás y para las personas que quiero, que vivan de mis quejas?. Son algunas reflexiones y preguntas que realizo cuando inicio conversaciones con los clientes, las respuestas ayudan a poner las evidencias y hechos reales sobre la mesa, y poder conversar sobre un contexto real y objetivo para elaborar una estrategia y tomar acción.

Por el contrario, si estoy dando lo mejor de mí de forma constante y no consigo los resultados, será que tengo cambiar de estrategia radicalmente o de lugar. Es más gratificante “patear el tablero” cuando estás dando la milla adicional porque eres consciente que estás en tu máximo potencial, pero si estas en la ley del minino esfuerzo y decides patear el tablero, te garantizo que no aprendiste nada, y llevarás ese comportamiento a un nuevo tablero y con el mismo jugador, decepcionado y sin aprendizaje nuevo, y ese jugador, eres tú. Es mejor decir: “Me Largo, pero di lo mejor de mí, buscaré nuevas oportunidades y fortalecido de esta experiencia”, a “Me largo, buscaré  nuevas oportunidades”. Cuando entrevisto candidatos, percibo quién aprendió y quién solo trae emociones negativas sin aprendizajes.

CAMBIA EL ENFOQUE

Aceptar es dejar fluir, si algo no ocurre como deseamos  tenemos que dejar la queja a un lado y aceptar lo que está sucediendo, sentirlo y materializarlo en resultados que nos permita medir nuestros avances. No ayudará a hacer cambios en la forma de cómo estamos enfocando la situación.  Aceptar es el arte de la NO RESISTENCIA, la no resistencia permite salir de la “zona del mínimo esfuerzo” para comprender que toda meta exige compromiso y disciplina, y es un proceso a largo plazo. Entonces.

  • Deja de quejarte y culpar.
  • Acepta la situación real y como está sucediendo en base a hechos reales y tangibles.
  • Cambia los lentes de observador y desapégate del problema, la vida que deseas mantener esta antes del problema. La vida que quieres esta después del problema. Lo mismo sucede con el miedo. Hay un antes y después de él.
  • Abraza el cambio, tienes que estar abierto a que ocurre u ocurrirá algo nuevo y diferente.
  • Toma acción, trázate una pequeña meta que contribuya a tu meta mayor y trabaja en ella.

DISFRUTAR ES CLAVE

Mirar la meta y estar obsesionados con ella, no nos permite: estar centrados en el presente, sentir nuestra fluidez cuando estamos desafiados, motivados y ser conscientes del aprendizaje que estamos viviendo. En mis asesorías, a los clientes les cuesta responder ¿Qué aprendiste durante la semana?, ¿Qué metas obtuviste en los últimos días?. Por estar mirando solo el objetivo mayor no percibimos nuestros avances. Entonces, ¿Cómo disfrutar el proceso si existe una obsesión de por medio?. El truco consiste en ver las cosas desde la fluidez, desde el juego, desde un rol que somos humanos y nos podemos equivocar. No significa ser irresponsables, significa estar flexibles, permitirnos errores, criticas, disfrutes, fracasos, descansos y mucho aprendizaje. Por último, cuándo no estamos en la zona del minino esfuerzo somos agradecidos de los aprendizajes. Todos los días antes de dormir, agradezco una o dos cosas nuevas que aprendí durante el día. Si no tengo nada que agradecer durante varios días es una señal de alerta que estoy en la zona del minino esfuerzo.

¿Qué tienes que agradecer por cosas que aprendiste en los últimos días?. Una respuesta sincera, te puede llevar a un camino con más aprendizajes y descubrimientos.

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