MIEDO, ¿TODAVÍA NO USASTE EL POTENCIAL QUE TE REGALÉ?

La vida que te tocó vivir está antes del miedo, la vida que quieres conseguir esta después del miedo. Hace unos años escuche a un bloguero de viajes una reflexión que me hago muy seguido. “Cuando estés cerca  a tu muerte, alguien cogerá tu mano y te hará las siguientes preguntas: ¿Te divertiste?, ¿Usaste todo el potencial que te regalé?. La respuesta que quieres dar en ese momento, la debes empezar a trabajar desde el día de hoy.

Pasado, presente y futuro son los tiempos que identificamos desde pequeños, pero existe un tiempo adicional que es el instante, ese momento que puede durar unos o varios  segundos, más aún en situaciones complejas, difíciles, que preferimos evitar. Instantes donde nuestro corazón , estómago y todo el cuerpo nos pone en señal de alerta y nos exige decidir de forma inmediata: tomar acción o quedarnos en status quo. Es donde el miedo entra en acción y nos paraliza.  En algunos caso para garantizar nuestra supervivencia, en otros para limitarnos. Es el miedo limitante.

Todas las oportunidades están después del miedo.

El miedo es una reacción normal de los seres humanos, y nos ha servido desde niños como mecanismo de supervivencia en determinados circunstancias. Pero, que sucede cuándo la circunstancia es menor a nuestros miedos, cuándo la amenaza no está en proporción de lo que realmente sentimos. Nos quedamos en supervivencia y perdemos las oportunidades,  no explotamos nuestro potencial por el miedo que nos limita, que nos deja con la vida que tenemos y nos aleja de la vida que queremos lograr. El miedo nos genera ansiedad, incrementa nuestra desconfianza porque no enfrentamos cosas nuevas y no aprendemos. Tenemos miedo al rechazo, miedo de declarar nuestro amor a que la persona que nos gusta, miedo a invertir por temor a perder dinero, miedo a hablar en público, miedo a explorar nuevas oportunidades y quedarme en un trabajo aburrido que no saca mi potencial y que me paga mal, miedo a decir mi idea en las reuniones de trabajo, miedo de dar fin a una relación toxica, etc. Nos quedamos quietos abrazando la vida que tenemos actualmente, sin experimentar los “golpes”, “rasguños” y “moretones”, sin saber que toda persona que venció sus miedos, que está construyendo la vida que quiere, fue aquella que se atrevió a hurgar en su interior, en sus temores, en su motivaciones y en sus fortalezas, se reinvento y aprendió con caídas, muchas caídas fortaleciendo su confianza, buscando mayores retos. Tuvo el coraje de no traicionarse y aprovechar el potencial con el que nació o desarrolló, y lo usó como palanca, como gancho para salir del status quo, renunció al miedo de perder algo y al miedo de conseguir algo nuevo. Particularmente, es muy interesante conversar o entrevistar personas que te muestras sus rasguños con orgullo, contando la experiencia que vivieron, que aprendieron y agradeciendo haber sentido miedo, porque fue el detonante en ese instante para mejorar como persona, para reencontrarse con sus motivaciones y luchar por sus ideales.

Ponle un nombre al miedo.

No escapes del miedo, el miedo es una manifestación pasiva del enojo. Explora las emociones que están presentes en ese instante, date el tiempo para conocerte y poner las emociones sobre la mesa, conversarlo con alguien, conversarlo contigo mismo, manifiéstalo. ¿Por qué el miedo?, ¿Qué es lo que te frena?, ¿Qué herramientas personales y sociales tengo para afrontar esta nueva o vieja situación?, ¿Qué pasaría si tomo acción de esta situación?. Las personas que han desarrollado su inteligencia emocional son aquellas que han sabido identificar claramente sus emociones y que las provocan, tienen un extenso vocabulario para ponerle un nombre  a sus emociones, no juzgan la forma en que se sienten, identifican los factores externos e internos y toman acción. Las emociones determinan cómo respondemos, nos comunicamos y nos comportamos, identificar y conocer nuestros temores y todas las emociones presentes  nos permite salir de la zona de confort y asumir nuevos retos.

¿Qué nombre le pondrías a tu miedo actual?: Soy pobre, soy tímido, no soy bueno en esto, me dirán que no, se burlaran de mí, me quedare solo o sola.  ¿Estos temores tienen fecha de vencimiento o permitirás que te  acompañen hasta el final?. Todas las personas que admiras y te preguntas ¿Cómo la hicieron?, estuvieron en tu posición algún día, pero utilizaron ese miedo como combustible y no como congelador. El miedo nunca se va ir,  siempre nos va acompañar pero debe ser un miedo que nos moleste, que nos joda, que nos empuje, que nos mueva, que nos haga ver que estamos perdiendo varias oportunidades por culpa de un miedo que es más pequeño que el problema y mucho más pequeño que las oportunidades.

Tengo miedo a perder lo que tengo y tengo miedo de no alcanzar lo que deseo. Es contradictorio, pero la posesión y el deseo son las vitaminas del miedo, pero a diferencia de lo animales, los seres humanos tenemos la  aptitud para soltar; para alejarnos de los objetos. Soltar es doloroso, pero el soltar implica nuevas oportunidades, un nuevo comienzo, cerrar una puerta para que se abran dos.

¿Te divertiste?, ¿Usaste  todo el potencial que te regalé?. La respuesta que quieres dar en ese momento la debes empezar a trabajar desde el día de hoy. Como dice un proverbio chino: “El que teme sufrir ya sufre el temor”.

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