¿Qué es lo que más te preocupa de la semana que viene?

Quizás la respuesta puede decirte en qué etapa de tu vida te encuentras.

Las dos últimas semanas he sostenido conversaciones muy interesantes con amigos sobre algunos temas que estaban dando vueltas en la cabeza.  Era necesario poner los temas sobre la mesa para conversarlos, procesarlos y dejarlos ir con grandes aprendizajes. En otras palabras, tomar acción y ver qué sucede, para continuar tomando acciones sobre una nueva realidad que yo he generado.

Tenemos motivaciones individuales y colectivas, algunas motivaciones legítimas porque salen de nosotros, de un sinceramiento del cerebro y corazón; otras menos sinceras porque el entorno deposita en nosotros sus expectativas, sus esperanzas, sus temores y frustraciones. No cabe duda, que cuando somos adolescentes eso es importante porque la experiencia de padres, profesores  se convierte en fuente de sabiduría y aliento, pero conforme crecemos esas expectativas del entorno se pueden convertir en una mochila pesada o problemas por resolver que asumimos como nuestros sin darnos cuenta, volviéndonos vulnerables de nuestras motivaciones, cuando debería ser combustible para nuestras acciones.

¿Qué tan pesada está esa mochila para la semana que viene?, ¿Puedes sacar algunas cosas?, ¿Qué llevarías en esa mochila para esa semana?. Si las motivaciones no están claras, generamos acciones sin norte, pareciendo que estamos en desequilibro, que todo es realmente importante y urgente o lo que es peor, que nada lo es,  generando conflictos, pánicos y frustración en nuestras acciones y emociones.

Preocupado por el placer inmediato o el beneficio futuro

Los dos son importantes, uno alimenta a otro, uno guía el camino para llegar al segundo.

  • No podemos querer ser el “mejor amigo” de nuestros hijos, si buscamos su aprobación cediendo en cosas que sabemos que no son correctas y buenas para ellos. El mejor amigo no haría eso. Veo muchos padres con un sentimiento de culpa muy grande alimentado por la ausencia de estar largas horas en el trabajo que los lleva a ceder en muchas cosas o sobreprotegiéndolos  para  tener la aprobación de los hijos.
  • No podemos desear ese cargo dentro de la empresa, si prefiero “disfrutar” a “pagar” el precio más alto para conseguirlo (compromiso, tiempo y lo mejor de nuestros talentos). Prefiero no estar estresado, ni desafiado para poder disfrutar la jornada laboral. Qué otros lo hagan, y nos molestamos si lo obtienen. Este punto puede ser contradictorio sino están claras las motivaciones. Exige un sinceramiento sobre si realmente deseamos esa posición, y que tanto estoy dispuesto a asumir “compromisos” para conseguirlo y tener menos “placer” todos los días. Cuando la motivación está clara, el placer se transforma en trabajo duro sin sentirlo como un sacrificio, experimentamos el estado flow.
  • No podemos buscar tener una relación estable, si abro mis emociones y corazón todos los días o fines de semana a personas distintas para obtener un placer inmediato. Las relaciones y el desarrollo profesional son y serán los 2 grandes desafíos para los jóvenes, pues están acostumbrados  a una cultura de la inmediatez. Pero, estas dos cosas requieren de un proceso largo que exige mucha paciencia para construirlo. Una relación se construye paso a paso, no a través del placer inmediato.

Es cierto, el placer y futuro nos puede llevar por caminos pocos claros, vivir un proceso de estar perdidos para encontrarnos puede ser importante. Pero debemos perdernos dentro de un territorio marcado por nuestro valores y motivaciones.

Por encima o por debajo del cuello

Frente a estas preocupaciones  debemos reflexionar  si estamos priorizando nuestras acciones  por encima o por debajo del cuello, que tanto nuestro componente emocional y racional están conversando. Al mismo tiempo, tener presente  que nuestros valores alienado a nuestros propósitos son lo que generan actos de valentía. En consecuencia, nos permite identificar que preocupaciones son legítimas, cuáles son contradictorias, sacrificando muchas por otras, quedándonos con las más importantes. Al hacerlo, estamos proclamando para la semana que viene por qué estamos dispuesto a morir, y por lo tanto, porque estamos dispuestos a vivir. En otras palabras, si estamos dispuestos a “pagar el precio más alto” en nuestra preocupaciones (nuestro tiempo, compromiso y lo mejor de nuestros talentos).

¿Qué es lo que más te preocupa de la semana que viene?

Pueden ser varias cosas, pero el preguntarnos : ¿Qué es realmente importante?, ¿Qué cosas debo llevar en mi mochila? Es lo que nos ayuda a proclamar que el día de mañana sea : “Un día” o el “Día uno” de nuestras acciones.

Pon las preocupaciones sobre la mesa y genera una nueva realidad, tu realidad.

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