Estrés de las minorías. ¿Qué hacemos?

  1. Karla, es la única mujer gerente en la empresa, y tiene que alzar su voz o mostrarse “sería” para ser escuchada en las reuniones de directorio.
  1. Carlos, un estudiante de color negro o rasgos andinos que llega a Lima a estudiar en una universidad privada. Carlos, cree que tiene que sacar buenas notas para que sus compañeros no piensen que si tiene un rendimiento bajo es por ser negro o «cholo».
  1. Elena, analista destacada de la empresa no fue considerada para el futuro ascenso. ¿El motivo? Muchas decisiones de este tipo se deciden en el bar después del trabajo, donde ella no va porque del trabajo va corriendo a su casa para ver a su hijo de 2 años.
  1. María tiene que caminar una cuadra de más para evitar pasar por la obra de construcción del nuevo edificio y ser acosada por insultos de alto calibre por los «trabajadores».
  1. Felipe, que no «sale del closet», tiene que reírse o hacerse el que no entiende cuando hacen bromas  sobre homosexuales, minimizando todo lo logrado por sus propios méritos con la frase : «No hay maricón sin suerte».
  1. Juana, trabajadora del hogar sufre de abusos una vez por semana por el hijo del patrón. Ella no estaba borracha, ni drogada, pero sabe que si habla, perderá el trabajo y es probable que la denuncien por robo o calumnia.
  1. Angie, fue agredida psicologicamente  por su pareja varias veces, y hoy anuncia que se casa con el abusivo a fin de año. La prensa ya está hablando de la boda del año. Es uno de los programa más visto de la televisión Peruana.

En los últimos días, todos hemos sido testigos de la violación que se ha dado en una discoteca por parte de una «persona» y teniendo como cómplices a otras más. Personas con escala de valores y educación, si es que existen, fueron distorsionados o eliminados por un sistema que no respeta, que no escucha , que se hace la ciega mientas no se metan con nosotros o los nuestros. Estos hechos son detonantes de  algunas cosas que anda mal, que nos lleva a reflexionar sobre nuestro sistema educativo básico, iniciando por el hogar, colegio, universidad, trabajo y sociedad en general. Sociedad donde los respetos de las minorías son aplastados todos los días. Y cuando hablamos de MINORÍA, no hablamos de cantidad, sino hablamos de la condición que puede asumir cada persona o grupo marginado por los juicios, ofensas, estereotipos e ignorancia en la cual podemos estar inmersos de forma directa, casual o involuntaria. Experimente o no estas ofensas, considerar estas posibilidades pasa factura con el tiempo.

Karla, Carlos, Juana, María, Elena y Juana son ejemplos claros de «bombas de tiempo» que soportan y tienen que luchar el doble para hacerse respetar y escuchar. Personas que saben del daño psicológico que puede causar una sola palabra. Palabras que se acumulan y generan emociones negativas hacia una sociedad que les da la espalda. Sociedad que puede asumir estos eventos como normales, quedándonos en «status quo» vulnerando nuestra autoestima y derechos como persona.

  1. ¿Qué hacemos como padres respecto a este tema con nuestros hijos? ¿Estamos construyendo una autoestima fuerte, y al mismo tiempo enseñando el respeto por las diferencias?. La vida de los niños es una simulación de la vida de adultos, entonces debemos otorgarles herramientas fuertes para formar su carácter, autoestima y respeto hacia los demás. Queriendo a nuestros hijos porque son únicos y distintos, y ahí radica su fuerza y fortaleza, y con mayor motivo en un país tan pluricultural como el nuestro. Estar más atentos a los cambios emocionales que pueden tener los niños, convivir con ellos en calidad de tiempo más que cantidad. Preguntarles de vez en cuando: ¿Cómo estas realmente?.
  1. ¿Qué hacemos como amigos, colegas, compañeros de clase cuando escuchamos comentarios o juicios que denigran a una persona? ¿Somos cómplices silenciosos o salimos al frente a cuestionar y dar nuestra opinión?. El silencio en estos casos ayuda a fomentar el bullying en los colegios, techos de cristal en los trabajos y estereotipos y juicios en la sociedad. Existe la necesidad de poner algunas temas sobre la mesa y tener esas conversaciones postergadas, necesidad de sacarnos nuestros lentes con los que vemos el mundo y ponernos en el lugar del otro. El otro, que en un futuro puede ser nuestro hijo, padre, pareja, etc. El conversar sobre esos temas, permite construir un futuro más integrador y respetuoso para todos.

Mucho por hacer en una sociedad donde nos comunicamos mucho, pero donde quizás deberíamos empezar a escuchar y respetar.

 

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