Ponerse en el lugar del otro para empujar ese triciclo llamado PERÚ

Los últimos eventos nos ha permitido presenciar virtudes, actitudes y valores que no estamos acostumbrados a ver, una gran cantidad de desconocidos, amigos y familias dispuestos a ayudar, dando su tiempo, ofreciendo cosas que tenían y comprando cosas para dárselo al que había perdido todo. Hemos visto unicornios flotando, veterinarios con capa, desconocidos siendo amigos por un bien común. Actitud que sorprende en un PERU, donde la prensa y el morbo se encarga de despertarnos con noticias negativas, volviéndonos a nuestra “realidad”, que somos un país donde todavía hay conversaciones postergadas, cosas por iniciar, mejorar y reinventar.
Todos los grandes cambios son precedidos por el caos, las tragedias puede sacar lo mejor de uno, y es lo que esta vez esperamos todos los Peruanos. Que este momento donde ha salido lo mejor de uno, dure un poco más y que no sea un milagro pasajero, que lo traslademos a nuestros entornos personales y profesionales. Si ya salió lo mejor de nosotros, lo mejor como ser humano, padre, hijo, amigo y profesional, no lo dejemos ir rápidamente. Se tiene que aprovechar para seguir contribuyendo, para empujar el triciclo y crecer como personas.
El caos y el desorden son situaciones que pueden llegar a ser muy difíciles, eventos que nos llevan a puntos de quiebre y nos obliga a empezar de cero en muchos casos, donde la carga emocional supera lo racional, pero es necesario pasar por esas etapas. Primero, porque no se pueden evitar o reprimir, y segundo, porque en la peor de las situaciones siempre hay una oportunidad de cambio para preguntarnos, ¿Por dónde empezar?, ¿Puedo aprender algo de esta situación?, ¿Qué es lo mejor de mí que puede salir en este momento?, ¿Qué es lo mejor de mí que ha salido en esta situación?. Y esa última pregunta, es lo que hemos experimentado una gran mayoría al observar o participar de actos cargados de bondad, trabajo en equipo, humildad y mucha empatía para ponerse en el lugar del otro que continua en situaciones difíciles hasta el día de hoy.
- Ponerse en el lugar del otro, es el primer paso para conocernos y poner un límite a nuestras acciones que no suman, y salir de nuestros límites para dar ese adicional por los demás.
- Ponerse en el lugar del otro nos permite conectarnos con las necesidades de los demás y de nosotros mismos, siendo justos, objetivos y sobretodo agradecidos con los poco o mucho que tenemos.
- Ponerse en el lugar del otro, permite generar espacios en una sociedad donde nos comunicamos mucho, pero no escuchamos. Entender que en las similitudes y en las diferencias hay posibilidades de construir y de crecer juntos.
- Ponerse en el lugar del otro, nos permite eliminar prejuicios y descubrir puntos comunes, que la diversidad del Peruano es un valor agregado, y que solo ha sido aprovechado en gran escala por nuestra gastronomía.
Esperemos que estos momentos de héroes anónimos, de unicornios flotantes y voluntarios con capa, duren un poco más, que sea el inicio de un movimiento de conciencias y actitudes que ha permitido: unir padres con hijos en causas comunes, que los extraños hablemos y clasifiquemos ropa con una sonrisa, que sintamos esa emoción de dar lo mejor de nosotros de forma desinteresada, que permitió ponernos en el lugar del otro para empezar a empujar ese triciclo llamado PERU.